Inyectables para la psoriasis, ¿qué debes saber?
- Míriam Guasch
- 10 nov
- 3 Min. de lectura
En los últimos años, los tratamientos para la psoriasis han avanzado mucho. Hoy en día, muchos pacientes reciben su medicación en jeringas precargadas o autoinyectores, una forma práctica que permite administrarse el fármaco en casa sin necesidad de acudir cada vez al hospital. Pero para que el tratamiento funcione correctamente, hay que conocer bien cómo usar estos dispositivos y qué hacer si algo no sale como esperamos.
Además, conviene saber que existen distintos tipos de medicamentos inyectables para la psoriasis, la mayoría pertenecientes al grupo de los tratamientos biológicos. Estos fármacos actúan sobre moléculas concretas del sistema inmunitario que intervienen en la inflamación cutánea. En España están disponibles varias familias:
Los inhibidores del TNF-α, como adalimumab (Humira®, Amgevita®, Hyrimoz®, Idacio®) o etanercept (Enbrel®, Benepali®).
Los inhibidores de la interleucina 12/23, como ustekinumab (Stelara®).
Los inhibidores de la interleucina 17, que incluyen secukinumab (Cosentyx®), ixekizumab (Taltz®) y brodalumab (Kyntheum®).
Y los inhibidores de la interleucina 23, entre ellos guselkumab (Tremfya®), risankizumab (Skyrizi®), tildrakizumab (Ilumetri®) y bimekizumab (Bimzelx®).
Todos se administran por vía subcutánea, mediante jeringas precargadas o autoinyectores diseñados para un uso domiciliario seguro. La frecuencia de aplicación varía según el fármaco y la respuesta del paciente, siempre bajo control médico especializado.
En Curarm, donde trabajamos codo a codo con pacientes que utilizan este tipo de medicamentos, sabemos que las dudas son frecuentes, sobre todo al principio. Por eso queremos contarte, con palabras sencillas pero sin perder el rigor profesional, qué debes tener en cuenta.
Antes de inyectarte
Cada uno de estos medicamentos contiene una sustancia biológica (normalmente un anticuerpo monoclonal) que ayuda a regular la inflamación del cuerpo y mejora las lesiones en la piel. Se conservan en frío, entre 2 y 8 grados, y nunca deben congelarse.Un consejo práctico: saca la jeringa del frigorífico media hora antes de usarla. Así el líquido alcanza la temperatura ambiente y la inyección resulta menos molesta.
Elige un sitio tranquilo, con buena luz. Lávate las manos y revisa que el medicamento esté claro, sin burbujas grandes ni cambios de color. Si ves algo raro o el envase está dañado, no lo uses: lleva la jeringa a tu farmacia o consulta enfermera.
Dónde y cómo pincharse
El medicamento se aplica bajo la piel, normalmente en el abdomen o la parte externa del muslo. Es importante evitar zonas con heridas, placas activas o cicatrices.Puedes hacerlo tú mismo, pero la primera vez conviene que te acompañe un profesional sanitario, para aprender la técnica correcta y ganar confianza.
Cada inyección debe hacerse en un punto diferente. Ir cambiando el lugar ayuda a prevenir moratones, bultitos o irritación.
Si algo falla
A veces, el dispositivo puede dar problemas:
Si notas que la jeringa no expulsa el líquido o parece que se ha perdido parte del contenido, no intentes repetir la dosis.
Guarda el número de lote y contacta con tu enfermero o farmacéutico para que te indiquen qué hacer. Si quieres que te administremos el inyectable nosotros mismos siempre puedes contactar con nuestro equipo y te facilitamos el trámite, a parte de hacerte el seguimiento adecuado.
Si el medicamento ha pasado calor o ha estado fuera del frigorífico más tiempo del indicado, no lo uses sin consultarlo.
Nunca manipules el dispositivo ni intentes “arreglarlo” tú mismo. Las jeringas y agujas usadas deben tirarse siempre en un contenedor específico para material punzante.
Posibles efectos secundarios
Como todos los tratamientos, estos medicamentos pueden causar algunas molestias. Lo más habitual es notar enrojecimiento o picor leve en el punto de inyección.
También pueden aparecer cansancio, dolor de cabeza o una leve sensación de resfriado durante los primeros días.Estas reacciones suelen ser temporales y desaparecen solas, pero si notas fiebre alta, dificultad para respirar o erupciones generalizadas, acude inmediatamente a urgencias.
Acompañamiento y seguimiento
El tratamiento de la psoriasis con medicamentos biológicos requiere constancia y control. Por eso, en Curarm recordamos siempre la importancia de anotar las fechas de cada inyección, mantener las revisiones con el dermatólogo y comunicar cualquier cambio o reacción inusual.Tu equipo de enfermería puede enseñarte a pincharte correctamente, resolver dudas sobre conservación y ayudarte a ganar confianza en el manejo del dispositivo.
La psoriasis no se cura, pero puede controlarse muy bien. Usar el medicamento de forma segura y correcta es parte esencial del tratamiento. Y aunque la jeringa pueda parecer intimidante al principio, con buena información y acompañamiento profesional, se convierte en una herramienta eficaz y manejable. Nuestro equipo se encarga de que el uso de inyectables no suponga un problema para el paciente. Seguridad, eficacia, seguimiento y desde el propio hogar.
No dudes en contactar con nosotros si necesitas usar inyectables para la Psoriasis






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