Dolor abdominal. ¿Qué puedes hacer?
- Míriam Guasch
- 21 oct
- 3 Min. de lectura

Nos pasa a muchos. Esa molestia en el abdomen que no acaba de irse, los gases, la alteración del tránsito intestinal (más evacuaciones de lo habitual o menos, o ambas alternativamente), quizá hinchazón, tal vez dolor difuso que no se localiza claramente… Y con todo ello, se instala una pequeña alarma: “¿Y si no es algo trivial?”.
El abdomen es escenario de multitud de procesos —algunos inofensivos, otros que requieren atención. Según la American College of Gastroenterology, el dolor abdominal puede acompañar muchos síntomas digestivos, y la exploración física (masa palpable, ruidos intestinales, distensión) ya aporta pistas.
Por ello, reconocer cuándo merecen un chequeo es clave.
¿Qué puede estar detrás de ese malestar intestinal?
No existe una única posibilidad. Hay varias patologías que pueden dar cuadros muy parecidos. Algunas de las más frecuentes son:
El llamado Síndrome del Intestino Irritable (SII): dolor abdominal + cambios en el hábito intestinal (estreñimiento, diarrea o ambos).
Las Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII) — como la Enfermedad de Crohn o la Colitis ulcerosa — con dolor, diarrea persistente, sangre en las heces, etc.
Las intolerancias o malabsorciones, especialmente a la lactosa, fructosa, sorbitol o gluten. Pero hay muchos otros como la histamina, los carragenatos, etc, que también afectan a muchas personas y no són tan conocidos como los anteriores.
Los desequilibrios en la microbiota intestinal, cada vez más estudiados por su relación con la inflamación, la inmunidad y hasta el estado anímico.
Y, por supuesto, los procesos digestivos funcionales o transitorios, donde no hay lesión visible, pero el intestino reacciona de forma anómala.
Otros procesos digestivos estructurales: obstrucciones, infecciones, etc., que pueden dar dolor agudo abdominal.
Problemas funcionales o de sensibilidad intestinal, microbiota alterada, etc. Aunque estas causas requieren más matiz (y a veces las pruebas aún no tienen total consenso).
¿Por qué es importante hacer pruebas?
Porque el dolor abdominal persistente o con síntomas asociados nos pide tomarnos en serio lo que el cuerpo está diciendo.
El objetivo no es alarmarse, sino entender. Saber si el problema viene de una intolerancia, una infección, una inflamación o un desequilibrio metabólico ayuda a orientar el tratamiento y los hábitos.
Los tests más útiles para detectar alteraciones digestivas
Además de las analíticas generales de sangre y heces, existen pruebas específicas que hoy pueden hacerse incluso a domicilio, de manera cómoda y con respaldo clínico:
Test de microbiota intestinal: analiza la composición bacteriana del intestino y detecta disbiosis o desequilibrios entre bacterias beneficiosas y potencialmente patógenas. Su interpretación puede ayudar a personalizar la dieta o ajustar probióticos.
Test de intolerancias alimentarias (IgG e IgA): permiten identificar posibles reacciones adversas a determinados alimentos. Aunque su uso debe interpretarse con cautela, pueden orientar cambios dietéticos si se complementan con historia clínica y supervisión profesional.
Test de intolerancia a la lactosa y fructosa: miden la cantidad de hidrógeno o metano en el aliento tras ingerir el azúcar correspondiente; un exceso indica malabsorción intestinal.
Test de sobrecrecimiento bacteriano (SIBO): similar al anterior, pero busca exceso de bacterias en el intestino delgado. Su diagnóstico permite ajustar dieta y tratamiento antibiótico o probiótico.
Test de celiaquía: analiza marcadores inmunológicos (anticuerpos anti-transglutaminasa, antiendomisio, etc.) para descartar intolerancia al gluten mediada por el sistema inmunitario.
¿Qué papel tiene la atención domiciliaria o el test a domicilio?
En CurarM te ofrecemos este servicio y lo organizamos para que lo puedas hacer desde tu hogar. Sin tener que desplazarte si estás incómoda, ocupada o si simplemente prefieres la comodidad del hogar.
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